miércoles, 30 de abril de 2014

PALIZA HISTÓRICA EN ALEMANIA

El Real Madrid golea al Bayern y accede a la Final de la Champions League

Victoria histórica del Real Madrid en la vuelta de las semifinales de la Copa de Europa. El Real Madrid goleó 0-4 al Bayern de Múnich en un auténtico partidazo que ya forma parte de la legendaria Historia del Real Madrid. El conjunto blanco firmó una actuación de matrícula de honor jugando su mejor partido de la temporada. Y en un marco que le da mucho más lustre a la hazaña. En el Allianz Arena, donde no había ganado nunca.

Las cosas como son. Ni los más optimistas podían imaginar una actuación tan redonda en un partido en el que muchos nos daban por muertos pese al 1-0 de la ida. Hace poco recordé aquí, en Historias del Real Madrid, las dificultades por las que hemos pasado siempre cada vez que nos tocaba jugar en suelo germano en competición continental. Este año ya goleamos al Shalche 04 demostrando que también podíamos ganar en tierras teutonas. Pero pasarle por encima al Bayern en su propio campo era algo que no hubiésemos podido imaginar teniendo en cuenta todas nuestras actuaciones previas allí.

Pero sucedió. Vaya si sucedió. El Real Madrid cuajó un partido, desde mi punto de vista, perfecto. Seguro atrás, firme en el centro y letal arriba, el conjunto blanco ofreció una imagen seria y sus jugadores se dejaron la piel sobre el terreno de juego. Ninguno se escondió. Todos sudaron la camiseta, del primero al último, cometieron muy pocos errores (alguno hubo, ¿verdad Alonso?), jugaron con criterio, decisión y generosidad a la hora de realizar las coberturas.

Y lo más importante, nos adelantamos en el marcador relativamente pronto. Nada más y nada menos que Sergio Ramos fue el encargado de ponernos por delante al cuarto de hora. El 0-1 era crucial de cara a la eliminatoria. Marcar allí echaba al traste cualquier posibilidad de prórroga. Eran ellos o nosotros. Y nosotros nos poníamos con un global de 0-2, obligando a los de Guardiola a marcar tres goles para eliminarnos.

Para complicar un poco más las cosas a los germanos, Sergio Ramos volvió a repetir cinco minutos después y, de nuevo a balón parado, cosechó el 0-2 para el Madrid. Los dos goles de cabeza. ¿Un homenaje, quizás, al Káiser Beckenbauer?

Corría el minuto 20 cuando el marcador reflejaba ese 0-2 que nos ponía la eliminatoria claramente a favor. El Bayern necesitaba cuatro goles y, lo más curioso, es que no transmitía sensación de poder lograrlo. El Real Madrid estaba siendo claramente superior y los alemanes abusaban de esa famosa posesión a la que algunos alaban pero que no sirve más que para aburrirse si no se llega con claridad y decisión al marco contrario. Allá ellos. No éramos nosotros los que necesitábamos los goles.

Pero bueno. Aprovechando que las cosas estaban saliendo rodadas, nos animamos e incrementamos el electrónico antes de marcharnos al descanso con el tercero de la noche. Llegó en el minuto 34 tras un fenomenal contragolpe de los madridistas. Bale pasó el balón a Cristiano Ronaldo, que fusiló a Neuer. 0-3 y gol número quince del portugués en la presente edición de la Champions. Récord de la competición, por cierto. La noche estaba siendo memorable.

Y aún tuvo el luso la opción de anotar un cuarto gol antes del descanso con un tiro lejano sobre un Neuer adelantado en el minuto 36. No pudo ser. Pero no había nada que lamentar. El Madrid había dado toda una exhibición y gobernaba el marcador con un rotundo e inapelable 0-3.

Tras el descanso el choque siguió más o menos los mismos derroteros. El Bayern protagonizó sus mejores aproximaciones sobre el marco de Casillas, pero siempre con la incertidumbre de recibir un contragolpe del Madrid que le dejara ya absolutamente fuera de combate. Coentrao tuvo en sus botas el cuarto en un disparo a bocajarro tras una jugada elaborada que terminó con Cristiano y el lateral medio estorbándose delante del arquero germano.

El tiempo corría a nuestro favor y la seguridad de la defensa blanca era total. Tanto Carvajal, Pepe, Ramos como Coentrao estuvieron soberbios. Y el centro del campo también ayudó lo suyo. Sobresalientes en labores de retaguardia y en labores de ataque. Entre Xabi Alonso y Modric dirigieron el timón de la nave con acierto, mientras que Di María y Bale creaban peligro cada vez que se aproximaban al área visitante. Benzema no anotó pero ayudó arriba y cumplió bajando al centro del campo para combinar.

¿Y Cristiano? Cristiano a lo suyo. A marcar. En el minuto 89, con la eliminatoria ya resuelta, el astro ejecutó un tiro de falta a 24 metros del marco local. Cuando todos esperábamos el disparo que tratara de superar por alto a la barrera, el siete blanco nos sorprendió a todos lanzando raso. El balón superó por bajo a los jugadores bávaros, que habían saltado, y el esférico se coló en la portería. Era el 0-4. Diana número dieciséis para Cristiano en esta Champions. Era el broche de oro a un partido HISTÓRICO.

Sólo quedaba ya celebrarlo sobre el césped. Por allí apareció, para sumarse a la fiesta, nuestro jugador de la sección de baloncesto Marcus Slaughter, ataviado con la camiseta de Sergio Ramos, uno de los héroes de la noche.

El Real Madrid firmó una página gloriosa para su Historia. Un triunfo espectacular con el que pasó por encima al vigente Campeón de Europa en su propia casa. Doce años después, el Madrid vuelve a jugar una final de la Champions League. Y accede de la mejor forma posible. Con una victoria que recordaremos toda la vida.

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