viernes, 24 de octubre de 2014

RECORDANDO A FERNANDO REDONDO

Repaso a la trayectoria del centrocampista argentino

Recordaba ayer, en 'Historias del Real Madrid', el vigésimo aniversario del debut en competición oficial de Fernando Redondo con la camiseta del conjunto blanco. Me centré en los primeros meses de su estancia en la capital, marcados por la lesión de rodilla que padeció a consecuencia de una dura entrada recibida en un torneo veraniego, y en el día en el que jugó su primer partido de competición oficial. Hoy quiero aportar algunos datos más que permitan recordar con justicia a uno de los mejores jugadores que pasaron por el Real Madrid durante la década de los noventa.

Fernando Carlos Redondo Neri nació en Buenos Aires, Argentina, el 6 de junio de 1969. Inicio su carrera en España con 21 años en el Tenerife, club en el que recaló procedente del Argentinos Juniors. Con el conjunto de las islas disputa cuatro temporadas en las que termina destacando como uno de los mejores jugadores que actúan en la Liga.

En el verano de 1994, y esto ya lo he contado varias veces en 'Historias del Real Madrid', el argentino llega al Santiago Bernabéu de la mano de Jorge Valdano y su equipo de colaboradores, también procedentes del Tenerife, donde habían dirigido al cuadro chicharrero desde mediada la campaña 1991-92.

El primer año de Redondo en el Real Madrid no fue un camino de rosas. Tras la reaparición oficial de la que ayer, 23 de octubre, se cumplieron veinte años, Redondo tuvo que superar una nueva lesión. Y de nuevo por la entrada de un rival. Fue en diciembre de 1994, frente al Oviedo, cuando el futbolista cayó tocado de una de sus rodillas, esta vez la derecha. Otros dos meses de parón. Luis Milla volvió a tomar las riendas del centro del campo con acierto y así, entre Milla y Redondo, se repartieron las actuaciones de aquella campaña que concluyó felizmente con la consecución del título de Liga.

Un líder

Fernando Redondo se hizo con los galones de peso pesado del equipo a lo largo de las siguientes temporadas. Todos los entrenadores que pasaron por el Madrid durante el tiempo que vistió la zamarra blanca contaron con los servicios del internacional argentino, como no podía ser de otro modo.

Jugador de modales exquisitos fuera de los terrenos de juego, Redondo era de los que no se arrugaba sobre el césped. Tuvo varios encontronazos frente a futbolistas rivales aunque él siempre rehusó hablar fuera del campo "de lo que pasaba en la cancha". Era un mediocentro espectacular. Robaba balones con facilidad, hacía siempre un trabajo de desgaste encomiable, distribuía con acierto, velocidad e inteligencia. Para mí, de los mejores directores de juego que han pasado por el Real Madrid.

Su posición en el medio campo era más bien atrasada, aunque de vez en cuando se animaba a subir al ataque. Obviamente, no destacó por sus goles, dada su posición natural sobre el terreno de juego. Eso sí, técnica tenía. Y muy buena, además, como se encargó de demostrar aquella fabulosa noche del 19 de abril del año 2000 en Old Trafford. La jugada es más que recordada y quedó para la historia. Redondo, de un taconazo, se deshizo del jugador del Manchester United Berg haciéndole un caño entre las piernas, llegó hasta línea de fondo con el balón y pasó al segundo palo, donde Raúl llegaba como un tiro para finalizar la jugada con el 0-3. ¡Qué gol! ¡Qué jugada de Redondo! ¡Qué partidazo el de la vuelta de aquellos cuartos de final!

Aquella fue quizás su gran temporada, la de la Octava Copa de Europa que se logró en París y en la que la aportación de Fernando Redondo fue clave, como lo había sido a lo largo de las anteriores campañas. El centrocampista fue designado mejor jugador de la UEFA Champions League 1999-00.

En el verano del año 2000, tras la llegada de Florentino Pérez por primera vez a la presidencia del Club, el argentino fue traspasado al Milan italiano por 3.000 millones de las antiguas pesetas. La marcha provocó la indignación de muchos seguidores, algunos de los cuales se llegaron a manifestar a las puertas del Santiago Bernabéu en señal de protesta.

Recuerdo con mucha tristeza la noticia de su partida, aderezada con el clásico culebrón veraniego que suele rodear estos temas y que se prolongó varios días. Había sido uno de mis jugadores favoritos y verle cambiar de equipo era una especie de cierre de etapa. Redondo se marchaba y, para mí, aquello significó, sentimentalmente, el cierre del fútbol de los noventa y el comienzo de una nueva era que capitanearían jugadores como Raúl o el entonces recién llegado Luis Figo.

En total, Fernando Redondo disputó 228 partidos oficiales con el Real Madrid y anotó cinco goles, cuatro en Liga y uno en Copa de la UEFA. Ganó dos Ligas, una Supercopa de España, dos Champions League y una Copa Intercontinental.

Final de carrera

La etapa de Redondo en Italia fue un calvario. La suerte le dio la espalda al jugador argentino, que casi nada más aterrizar en suelo transalpino inició un rosario de lesiones que le tuvieron apartado de la práctica deportiva, atención... ¡dos años!  Redondo llegó a renunciar a cobrar sueldo alguno hasta que su recuperación fuese total. Volvió a jugar, pero poco. La edad y las secuelas de cinco graves lesiones de rodilla fueron marcando el camino del letargo de su carrera profesional.

En 2004, con 35 años y tras cuatro ejercicios en el Milan, los dos primeros sin poder jugar un solo partido, Fernando Carlos Redondo colgó las botas.

Desde 'Historias del Real Madrid', quiero dejar constancia de mi admiración por este grandísimo futbolista que defendió la camiseta blanca entre 1994 y 2000.

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