martes, 6 de junio de 2017

SOBRE LA ORGANIZACIÓN DE LA FINAL DE CARDIFF

Algunos aspectos deslucieron los festejos del equipo tras el triunfo ante la Juventus

La celebración por la consecución de la Champions League este pasado sábado en Cardiff quedó un tanto deslucida por aspectos ajenos a la voluntad de los futbolistas del Real Madrid. Los espectadores que vimos el evento a través de la televisión pudimos cerciorarnos ya en directo de que algo no marchaba todo lo bien que debiera. 

Es obvio que había demasiada gente sobre el césped que no tenía por qué estar allí, lo cual restó presencia y atenazó a los jugadores, que son los que realmente debían ser protagonistas. Y lo peor es que muchos de los que no tenían que estar allí en el césped tenían acreditación. Gente tratando de hacerse fotografías y selfis con sus teléfonos móviles y que no hacían más que entorpecer y molestar a unos jugadores del Real Madrid que no pudieron festejar a gusto un logro tan importante como el de ganar una Champions League. ¿Qué pintaba allí toda aquella gente? ¿Quiénes eran todos aquellos infiltrados? ¿Cómo es posible que en un evento deportivo de tanta repercusión y con tanta audiencia ofrezca una imagen tan lamentable por parte de la organización? ¿Quién controlaba todo aquello? ¿Hubo fallos en la seguridad?

Mención aparte merece el de los fotógrafos y periodistas. Su presencia sobre el terreno de juego sí que se entiende. Están trabajando, por supuesto. Sin embargo, también daba la sensación de que se excedieron a la hora de abordar a los futbolistas del Real Madrid. Se pudieron contemplar escenas de jugadores literalmente, pero literalmente, rodeados por cámaras y fotógrafos que trataban de inmortalizarlos... a escasos centímetros de ellos. No podían ni moverse y trataban de zafarse sin éxito de quienes les rodeaban. 

Así las cosas, público, aficionados y espectadores nos quedamos sin ver, por ejemplo, la vuelta de honor de los campeones. No sé si habrá pasado alguna vez más, yo al menos siempre recuerdo a los vencedores dar una carrerilla en grupo con el trofeo conquistado alrededor del campo y junto a las gradas. Juraría que este pasado sábado no hubo...

Tampoco me agrada del todo la presencia de los hijos de los jugadores y familiares durante la celebración posterior al partido. A ver, no me parece mal y entiendo que los jugadores quieran compartir esos momentos de felicidad con sus seres más queridos. Es lógico, sí. Pero creo que tampoco sería mucho pedir que las familias accedieran al campo un poco más tarde, después de la vuelta de honor, las fotos de grupo y las fotos individuales... Al fin y al cabo, el estadio no lo van a cerrar mientras ellos estén en el césped. No hay ninguna prisa... Lo normal sería que los familiares bajaran al césped veinte o treinta minutos después de la entrega del trofeo y entonces, ya sí, que los jugadores muestren a sus pequeños y se fotografíen con la Copa de Europa (o el trofeo que sea). Pero no que lo hagan justo después del pitido final. No sé... Es cuestión de gustos, pero a mí no me termina de convencer esa nueva moda. No recuerdo la presencia de niños en las celebraciones de La Séptima en 1998 o de La Octava en el año 2000...

Otro apunte relacionado con la Final que debería estudiarse con más detenimiento es el de la normativa de los convocados de cara a una Final. Resulta bastante triste que el entrenador tenga que dejar fuera de la convocatoria a algún integrante de la plantilla en un partido tan especial para un equipo de fútbol. El pasado sábado, jugadores como Lucas Vázquez, James, Pepe, Mariano o Yañez se quedaban fuera... ¿No sería mejor permitir a todos los jugadores de la plantilla estar presentes en el banquillo y a disposición del entrenador? Al fin y al cabo, sólo tres van a jugar. Pero al menos estarán a pie de campo con el resto de sus compañeros y todos los suplentes partirán con posibilidades de jugar. Creo que sería un buen gesto de la UEFA y se evitaría el mal trago del técnico de tener que decirle a un futbolista antes del partido que no va a poder jugar.

Siempre recuerdo con cierta tristeza las imágenes de anteriores triunfos del Real Madrid en Champions League en las que los jugadores no convocados saltan al césped después de terminar el partido con el traje oficial y la corbata y no con el chándal o la camiseta del equipo. No me gustan esas imágenes. Prefiero que todos los jugadores puedan celebrar el triunfo de corto y con la camiseta oficial. Ellos también son integrantes de la plantilla y parte del éxito conseguido. 

Celebración tradicional

Espero no pecar de 'carca', pero creo que son más vistosas las celebraciones tradicionales que se han hecho toda la vida. Para empezar, me gusta más que se entregue el trofeo en el palco del estadio de turno y no en las plataformas esas que se montan después del partido. Por cierto, esos escenarios necesitan operarios para ser montados, lo que incrementa ya de por sí la presencia de personas de la organización sobre el césped. Y claro, luego pasa lo que pasa, como el otro día...

Desde mi punto de vista la Organización, la UEFA y los estamentos pertinentes deberían controlar un poco más todo lo relacionado con la ceremonia de entrega del trofeo y cuidar un poco más la imagen que se transmite de la fiesta posterior.

-La entrega del trofeo, en el palco.
Nada de plataformas y tarimas en el campo. Los jugadores del equipo perdedor suben a recoger la medalla de consolación. Los Campeones les hacen pasillo en señal de reconocimiento y deportividad. Después suben los componentes del equipo arbitral para recoger sus presentes. Y después, por último, los Campeones.

-Camisetas oficiales, y nada más.
El capitán y los jugadores del equipo ganador suben a recoger el trofeo con la equipación oficial del equipo. Y nada más. Nada de bufandas, banderas, ni leches... En especial el capitán, que es quien va a ser inmortalizado levantando la copa en primer lugar. En Milán, el año pasado, Sergio Ramos, con perdón, pero parecía Jack Sparrow con tanta bandera y tanta parafernalia encima. Un poco de seriedad, hombre... Que conste que el sábado fue más recatado, las cosas como son.

-Foto de grupo.
Una vez levantado el trofeo, los jugadores y el equipo técnico bajan al césped y se hacen la foto de grupo o foto en familia. Sólo jugadores y cuerpo técnico al completo. Toda la plantilla al completo. Como mucho, si acaso, los utilleros y los ayudantes más cercanos del equipo. Nada de directivos. Y mucho menos gente ajena al Club. Nada de enchufados de la UEFA ni de la organización. Sólo miembros del equipo.

-Control de los medios gráficos.
Su presencia es necesaria para inmortalizar lo que sucede y están trabajando. Pero organización y seriedad. Un cordón de seguridad y nadie lo traspasa. Y son trabajadores. Están trabajando. Nada de selfis y fotos personales. Esto último, por cierto, obligatorio para cualquier empleado de la organización de la Final. Ya sea personal de seguridad o de lo que sea. Insisto, están trabajando. Nada de mezclarse con los jugadores para pedir fotos y recuerdos. 

-Vuelta de honor.
Obligatorio. Como se ha hecho toda la vida. Los jugadores cogen el trofeo y dan una vuelta de honor completa al estadio. Es una manera de recibir el cariño de los aficionados, pero también de ofrecer el trofeo al público que paga y que ha ido a ver la Final. Los espectadores tienen que ver la Copa. 

-Fotos individuales y  celebaciones varias.
Una vez completado todo lo anterior, y estamos hablando de diez o quince minutos después, tampoco es tanto, ya puede empezar a desmadrarse un poco más la cosa. Los jugadores pueden empezar a hacerse fotos individuales con la Champions y atender a medios de comunicación. Ahí ya pueden empezar a dar rienda suelta a la fiesta, bailar, saltar, gastar bromas... Ahí ya sí que pueden ponerse banderas, bufandas, gorras o lo que les de la gana. Si se quieren disfrazar, pues allá ellos, perfecto. Es una fiesta, por supuesto, no un funeral. Y si quieren sacar las banderas de sus países o comunidades, pues allá ellos. En cualquier caso, yo siempre priorizaría la presencia de simbología relacionada de manera directa con el Club.

-Entran las familias.
Y ya, por fin, una vez que público y aficionados desde sus casas han visto la recogida del trofeo, la vuelta de honor y los festejos varios, pueden entrar los familiares. Las parejas, los niños... Y que lo sigan celebrando. Que se hagan las fotos que quieran, que jueguen con la copa... Pero al final del todo. Ahí, ya depende de los jugadores el tiempo que quieran pasar sobre el césped. Ellos son los protagonistas e, insisto, no les van a apagar las luces del estadio. 

Son sólo unos apuntes de cómo entiendo que debería desarrollarse la entrega de los trofeos al término de toda una Final de Champions League, el evento futbolístico más importante del continente. De verdad creo que la imagen que se debe trasladar dista mucho de lo que vimos el pasado sábado. Vamos a ver, es evidente que lo importante, lo más importante, LO ÚNICO importante, es que tu equipo gane la Final. Estoy contentísimo por el triunfo del Real Madrid en Cardiff. Pero hubiera sido mucho más vistoso y agradable para la vista una celebración más acorde con lo que acabo de explicar que con lo que se vio el pasado fin de semana. Y la culpa, por supuesto, no fue del Real Madrid sino de los organizaciones.

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