sábado, 4 de noviembre de 2017

EL CAMPEÓN, ELIMINADO

El Real Madrid dejó en la cuneta al Oporto, vigente Campeón de Europa, con una portentosa actuación de Paco Llorente

El miércoles 4 de noviembre de 1987 se jugó la vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa de la temporada 1987-88. Tras eliminar al Nápoles de Diego Armando Maradona el Real Madrid había quedado emparejado con el vigente Campeón de Europa, el Oporto. Como ya recordé hace un par de semanas, el partido de ida se disputó en Valencia con motivo de la sanción de la UEFA que arrastraba el Club por los incidentes registrados en el Santiago Bernabéu frente al Bayern durante la anterior campaña. Fue el partido del destierro, que se jugó el 21 de octubre de 1987. El resultado final de ese choque fue un 2-1 favorable a los blancos. Victoria que supo a gloria por la forma en la que llegó, certificando una remontada en el último minuto. Ya más en frío, sin embargo, había que tener en cuenta que aunque el 2-1 le daba el pase al Madrid, el resultado no era malo para el Oporto. Era un marcador corto y un gol le podía resultar suficiente a los portugueses para ser ellos quienes accediesen a cuartos de final.

"No nos defenderemos, no sabemos hacerlo", afirmaba Leo Beenhakker en la previa del partido. "Lo más importante es que seamos capaces de marcar un gol", añadía en declaraciones recogidas por el diario Marca el día del partido. "Nosotros vamos a hacer nuestro juego. Estoy seguro de que ellos no van a traicionar el suyo. Se van a cerrar y van a buscar las arrancadas de Madjer y Rui Barros. Nosotros tenemos nuestro estilo y no lo vamos a cambiar", analizaba el neerlandés. "Uno de los grandes problemas con los que nos podemos encontrar es si ellos marcan pronto", vaticinaba por su parte Emilio Butragueño. "Para mí y para Hugo, sobre todo, el principal problema con el que nos podemos topar es la ordenada defensa que tiene el Oporto. Tiene un sistema de juego ofensivo, donde todo el equipo se retrasa y ordena en la zaga, convirtiendo el área en un muro casi infranqueable", analizaba el 'Buitre'. Por su parte, Hugo Sánchez incidía en la importancia que tenía para el equipo pasar la eliminatoria. "Lo que me preocupa es su sistema defensivo. Es muy bueno, acumula muchos hombres en su área y es dificilísimo encontrar un hueco con opción a remate", confesaba el mexicano que, sin embargo, recordaba que al ir por detrás en la eliminatoria el Oporto tendría que atacar. "De esta manera es posible que muestren alguna debilidad, que es la que nosotros tenemos que aprovechar", apuntaba Hugo.

El partido

El partido se jugó a las diez de la noche, hora portuguesa. Es decir, a las once en España. Lleno hasta arriba en el Estadio Das Antas, con 90.000 gargantas dispuestas a apoyar a los suyos. El encuentro fue retransmitido en directo por la segunda cadena de TVE, con la clásica narración de mi añorado José Ángel de la Casa. Pitaba Adolf Prokop, árbitro de la República Democrática de Alemania. Sí, el mismo señor con el que Juanito había tenido aquel altercado en 1978 que le costó una dura sanción de la UEFA. El Real Madrid salió de inicio con su equipo de gala de aquel ejercicio: Buyo, Chendo, Tendillo, Sanchís, Solana, Míchel, Jankovic, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño y Hugo Sánchez.

Curiosamente, la primera llegada del partido fue para el Madrid. En el primer minuto, además. Los blancos habían sacado de centro y, tras pasar la pelota por la defensa, entre Chendo y Míchel lograron los españoles su primera penetración por banda derecha. El capitán cedió a Butragueño, algo alejado de la portería, pero el 'siete' avanzó unos metros por el centro y desde fuera del área probó fortuna con un disparo lejano que se marchó por muy poco junto al palo derecho. También es cierto que sólo un minuto después Rui Barros estuvo a punto de llegar a un balón enviado desde la izquierda al área de Buyo.

Por desgracia, los portugueses se adelantaron en el minuto 23. Una entrada de Sanchís a Madjer, quizás algo exagerada por el argelino, ofreció a los locales la oportunidad de lanzar una falta desde delante del semicírculo del área madridista. Bueno, pues resulta que el local Sousa ejecutó el libre directo de manera impecable. La clavó por la escuadra, a la izquierda de la portería de Buyo, que no pudo hacer nada para detener el balón pese a su estirada. Un auténtico golazo, hay que reconocerlo. Gol para el Oporto y un 1-0 que le valía a los de Das Antas para pasar la eliminatoria. 

El panorama cambiaba por completo. Los blancos ahora estaban obligados a llevar la iniciativa, pero lo cierto es que tras el gol el equipo estuvo algo espeso. Las jugadas de ataque no se terminaban de concretar en los metros finales. Para colmo, Madjer, el jugador más peligroso de los locales, tuvo en sus botas el 2-0 cinco minutos antes del descanso. Sanchís no acertó a despejar un balón y la pelota botó quedando el argelino en posición de disparo mientras Buyo salía a taparle. Madjer, afortunadamente, cruzó en exceso y el esférico se marchó a la derecha. Ocasión clarísima del Oporto, que por cierto acababa de sustituir a Rui Barros por lesión. El Real Madrid, que había empezado bien el partido, bajó algunos enteros tras encajar el 1-0. De hecho, la primera parte concluye con un centro de Madjer desde la derecha al que no llega Semedo por muy poco...

Entra Paco Llorente

Al descanso se llegó con el 1-0 y el Madrid, en aquellos momentos eliminado. Había que cambiar cosas de cara a la segunda mitad. Las bandas no se habían aprovechado bien, lo cual suele ser un recurso habitual de los entrenadores cuando se enfrentan con defensas bien cerradas. Con el gol, además, resultaba evidente que los de Das Antas se sentirían más cómodos atrás, sin la obligación de tener que subir y resguardando bien los espacios. Leo Beenhakker movió ficha. No quedaba otra, había que atacar. De cara al segundo tiempo dejó en la caseta a un defensa, Solana, para dar entrada a Paco Llorente. Al igual que sucedió en Valencia, el sobrino de Gento saltó al césped con la misión de revolucionar el ataque blanco. Nuevamente lo hizo con el dorsal 16 a la espalda. El resto es historia... Seguramente fueron los mejores cuarenta y cinco minutos de la carrera futbolística de Paco Llorente.

El Real Madrid atacaba y atacaba. Pero había que tener cuidado con las contras. En una de ellas, un balón largo de Frasco dejó a Madjer con el balón por la izquierda. Tendillo estuvo a punto de quitarle el balón pero a trompicones el argelino consiguió superarle y se metió en el área. Sanchís, perfecto en el cruce, consiguió arrebatarle el balón y rápidamente inició una nueva jugada para los blancos. Tras pasar por dos futbolistas Gordillo envió la pelota a Míchel en el centro del campo, que a su vez soltó rápido a la banda izquierda, por donde se incorporaba a toda velocidad Llorente. Paco controló y se deshizo de un rival con un espectacular dribling que dejó seco al defensor portugués al tiempo que iniciaba la carrera hacia la línea de fondo. Apuró casi hasta la misma raya y allí culminó su jugada efectuando un mortífero pase atrás hacia el punto de penalti donde Míchel conectó un soberbio disparo que se coló a gol como un misil. Jugadón de Llorente y cañonazo de Míchel. 1-1 y el Real Madrid de nuevo por delante en la eliminatoria. Era el minuto 54.

El conjunto de Beenhakker tenía que ser cauto. Era lógico que el Oporto tratara de profundizar en ataque. Necesitaba otro gol para, al menos, forzar la prórroga. Claro que los contragolpes pasaban a beneficiar a los madrileños. Al equipo anfitrión le entraron las prisas y trataba de generar peligro. Sobre todo en acciones a balón parado, puesto que Prokop señalaba falta al mínimo contacto con los portugueses. Sólo un par de minutos después del gol del empate Buyo tuvo que intervenir para detener un balón cabeceado tras el saque de una falta por la derecha. El guardameta chocó con Geraldao, que había subido al remate desde la defensa.

En el minuto 68 llegaría el segundo gol del Real Madrid. Y otra vez con los mismos protagonistas del primer tanto. Y otra vez otro jugadón de Paco Llorente, esta vez todavía más espectacular. Los portugueses estaban entrando con dureza al balón y tras una fuerte entrada sobre Gordillo el Madrid dispuso de una falta que botó Jankovic a la izquierda. Allí en banda estaba Llorente, que controló la pelota delante de un defensa. Hacia ellos corrió Gordillo, que arrastró consigo a otro defensor portugués, de tal manera que quedaron los cuatro en un pañuelo. Gordillo se marchó por banda y Llorente se quedó con los dos defensas rivales... Pero se deshizo de ellos. Un tercer portugués se lanzó al suelo a por él... Pero Paco también se marchó de él. ¡Llorente contra todos! Le salió al encuentro un cuarto jugador pero el extremo madridista, con la diestra, consiguió enviar un pase que, de nuevo, fue aprovechado por Míchel para soltar otro latigazo a la red. Segundo gol del Real Madrid, segundo gol de Míchel. Pero el gran mérito fue, por supuesto, de Paco Llorente.

El 1-2 le dejaba la eliminatoria en bandeja al Real Madrid. Ya no había posibilidad de prórroga. En esos momentos el global era de 4-2 favorable a los blancos y el Oporto estaba obligado a marcar tres goles en veinte minutos para poder pasar. A seis minutos para el final, Beenhakker dio entrada a José Antonio Camacho en sustitución de Butragueño. El trabajo en ataque ya estaba hecho. Y venía bien incorporar al veterano lateral para apuntalar la zaga de cara a los últimos conatos de ataque del conjunto luso.

Hubo opción de otro gol. Una triangulación por la derecha cogió a Paco Llorente, omnipresente durante la segunda parte, por la banda derecha. El gran protagonista del partido empezó a galopar a toda velocidad pegado a la raya. Cuando se aproximaba al fondo envió otro centro atrás. Esta vez recibió dentro del área Hugo Sánchez pero el mexicano pasó a la izquierda, por donde se incorporaba Gordillo. Rafa fusiló con un zurdazo enviando el esférico a la madera. El larguero repelió con violencia el disparo evitando lo que hubiera sido el 1-3. Hubiera sido otro golazo... Bueno. Ya daba igual. Corría el minuto 89 y el objetivo estaba más que cumplido. El pase de ronda era un hecho y cuando Prokop señaló con su pitido el final del choque el Campeón de Europa quedaba eliminado

Al día siguiente, el jueves 5 de noviembre de 1987, el Real Madrid era el gran protagonista en la prensa. "El Madrid sigue siendo el Rey de Europa", señalaba Marca en portada con un titular bien grande: Aplastó. No sólo los diarios deportivos como As y marca se hicieron eco de la gran actuación del equipo español. También la prensa generalista destacó en sus primeras páginas. La foto de portada de El País mostraba una piña de jugadores blancos celebrando uno de los goles de Míchel. "El Madrid eliminó al campeón", señalaba el diario. "En la segunda parte, la entrada de Llorente cambió el partido, al darle los dos goles a Míchel, uno de los cuales es festejado por los jugadores en la fotografía", explicaba bajo la imagen El País. ABC, por su parte, otorgó su portada por completo al conjunto blanco. "El Madrid dio un nuevo paso de gigante en la Copa de Europa", titulaba el diario con una enorme fotografía a toda página de Hugo Sánchez.

De aquella noche quedaron para el recuerdo dos nombres propios. Míchel, por sus goles. Pero, sobre todo, Paco Llorente. Su segunda parte en Das Antas fue magistral. Fue el revulsivo del partido. Su actuación en Oporto pasó a la Historia y siempre será recordado por aquel partido. Aquella noche Llorente emuló a su tío Paco Gento y pasó como una 'galerna' por Oporto. "Paco Llorente puso KO al Oporto", tituló su crónica José Vicente Hernáez para Marca. Y en la misma línea todo el resto de medios. Por supuesto, recibió una calificación de 3 al igual que Míchel y Jankovic. Pero la gran estrella del partido fue Llorente. A pesar de todo, el éxito no se le subió a la cabeza, ni mucho menos. "Fue muy emocionante, pero tampoco hay por qué exagerar", afirmó tras el encuentro el vallisoletano. "El mérito del triunfo es de todo el equipo. En los goles, yo di los pases, pero el balón había que meterlo", puntualizaba Paco Llorente con humildad.

Fue un triunfo brillante. "Es muy difícil pedirle más a este Real Madrid", comentaría tras el choque el presidente Ramón Mendoza. Bonito duelo y desenlace feliz para los madridistas en esta 'final anticipada' entre, seguramente, los dos equipos más fuertes de la competición en aquellos instantes. El Real Madrid eliminó al Oporto, que un mes después ganaría la Copa Intercontinental en Tokio al doblegar al Peñarol de Montevideo. El equipo de Tomislav Ivic también se proclamaría Campeón de la Supercopa de Europa en enero de 1988 tras superar en la Final a doble partido al Ajax y acabaría la temporada 1987-88 ganando Liga y Copa en Portugal. Pero en la Copa de Europa ya no tuvo opción de revalidar título. El Real Madrid se lo impidió...

El conjunto español se clasificó para los cuartos de final junto a otros siete equipos: Bayern de Múnich, Girondins, PSV Eindhoven, Steaua de Bucarest, Rangers, Benfica y Anderlecht. En las ruedas de prensa que realizó Leo Beenhakker después del partido y al día siguiente, ya en Madrid, se le preguntó a qué rival prefería enfrentarse en la siguiente ronda. El técnico siempre respondió que le daba igual. "Con nuestra suerte, eso sí, no me extrañaría que fuese el Bayern de Múnich", apostilló. Pfff... Madre mía. Pues lo clavó. Después del Nápoles de Maradona y del Campeón de Europa, el Oporto, el sorteo emparejó al Real Madrid con el vigente subcampeón, el Bayern. Pero eso es otra Historia que ya recordaremos dentro de unos meses...

OPORTO: Mlynarczyck, Joao Pinto, Celso, Geraldao, Inacio, Magalhaes (Plácido, 75'), Sousa, Andre, Frasco, Rui Barros (Eduardo Luis, 36') y Madjer.

REAL MADRID: Buyo, Chendo, Tendillo, Sanchís, Solana (Paco Llorente, 45'), Míchel, Jankovic, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño (Camacho, 84') y Hugo Sánchez.

GOLES
1-0 min. 23 Sousa
1-1 min. 54 Míchel
1-2 min. 68 Míchel

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